DESMONTANDO A SAN AMANCIO DE VANITY FAIR

03.04.2017 22:46

 

            San Amancio de Vanity Fair… ese nuevo Santo que puja por hacerse hueco en el apretado santoral y que aspira a ocupar infinitas estampitas con su imagen y desbancar a otros grandes como San Francisco de Asís, San Ignacio de Loyola, San José de Calasanz y un largo etcétera. ¡¡Bendito tú eres, San Amancio de Vanity Fair!! ¡¡Bendita tu infinita caridad para con los más necesitados!!
 
            Y es que, a raíz del generoso donativo de 320 Millones de Euros que San Amancio ha ofrecido a lo que queda de sanidad pública española, han vuelto a manifestarse las dos Españas, una vez más: la del Orden, aplaudiendo tan altruista gesto, y la del Caos, criticándolo… Hasta tal punto que Paloma Rando ha publicado en la citada revista un artículo criticando a la España del Caos, afirmando con su titular que “Las críticas a Amancio Ortega por su donación explican perfectamente la sociedad española”1 y asegurando en el subtítulo que “El padre de Zara ha donado 320 millones de euros a hospitales públicos lo cual ha despertado de nuevo la ira de barra de bar”.
 
                Ya en el subtítulo se puede observar cierto tono despectivo por parte de la señora Rando hacia la España del Caos, como si los argumentos de quien se muestra crítico con el donativo no pasara del nivel de simples proclamas etílicas de manual… o como si a la España del Orden no le gustara tirar de argumentario de libro con el codo sobre la barra y un Gin Tonic en la mano…Pasemos pues a analizar el texto en cuestión, intentando bajar a San Amancio a un plano más terrenal –por si lo están pensando, no estoy en el bar, no he ingerido alcohol y no siento ni pizca de ira–.

 

            En su primer punto, –y tras denominar como “Intelligentsia2.0” a la crítica a San Amancio–, hace alusión a las reprobaciones que desde la España del Caos se hace sobre que explote a niños de Bangladesh para la fabricación de sus prendas. La autora afirma que el 55% de lo que fabrica Inditex lo hace entre España, Portugal y Marruecos. Interesante dato que nos demuestra que el 45% del volumen de su fabricación lo hace en países asiáticos donde, dentro de la legalidad de dichos países, uno puede aprovechar sus deprimentes condiciones laborales –salarios, horarios, vacaciones, medidas de seguridad, organización sindical…– para reducir los costes del factor humano y aumentar sustancialmente sus beneficios. Seguidamente afirma que “Inditex no emplea a nadie que no tenga 16 años cumplidos y que todos los empleados de Inditex desarrollan su trabajo en lugares seguros y saludables”. Cierto. Otra obra caritativa de San Amancio, que rehúsa a explotar a menores de 16 años en países asiáticos para hacerlo tan sólo con hombres y mujeres que rebasan dicha edad. Porque, si no es para abusar de los irrisorios salarios que se pagan en esos países y de sus precarios derechos, ¿por qué no se trae dicho 45% a España, por el bien de sus compatriotas y de su país al que tanto adora regalando millones a su Sanidad?
 
            Acto seguido, le parece casi una blasfemia cuando la anti-España se atreve a afirmar “no queremos caridad, queremos justicia social” porque, según afirma ella, no está necesariamente reñido. Vamos, que no guarda relación alguna ni le preocupa en absoluto que la Sanidad Pública, en lugar de costearse año tras año con impuestos tributados en España por San Amancio, –o Santa Botín, o San Roig–, se costee según esté de caritativo nuestro Patrón de las Donaciones y las Buenas Prácticas.
 
            Y liga este punto con el siguiente, que trata precisamente de este tema, la evasión fiscal LEGAL –lo pongo en mayúsculas porque la España del Orden siempre lo remarca con especial énfasis– de nuestro Santo gallego –loado seas, oh, rey de la caridad–. Y es que intenta desmentir esa información que los agentes de la KGB han difundido por España de que Inditex ha eludido –legalmente– 585 millones de Euros entre 2011 y 20142. Su argumento se acerca bastante más a la barra de un bar que la supuesta ira de la anti-España: según comenta la señora Rando, Inditex afirmó y demostró que tributó lo que la ley de cada país le exigía y muestra un enlace de la noticia de la respuesta de la citada empresa, donde se enumeran los países en los que tributa con la tasa que cada Hacienda de dichos países exige3. ¿Qué es lo que vemos? Que Irlanda, por ejemplo, cobra un impuesto de sociedades del 12,5%, mientras que España lo grava al 25%, exactamente el doble: si tenemos en cuenta que el impuesto de sociedades se tributa en relación a los beneficios de cada empresa, ¿dónde cree el astuto lector –sea de la media España que sea– que nuestro venerado Amancio tributará más beneficios, independientemente del país en el que éstos se hayan originado?
 
            Por si todavía no estábamos convencidos, remarca lo ya comentado de “se ajusta a la ley” y “dentro de la legalidad” –¿quiénes y para quiénes le parece a la piadosa señora Rando que hacen las leyes? –. Y tras esto, lo remata con una afirmación –ya tardaba, cierto es– que emana aromas de Gin Tonic de 15€ en garito chic: “merece la pena también mirar a la nuestra [ingeniería fiscal] y acordarnos de esa vez que le pedimos a primo gestor que nos revise la declaración para ver si hay algo que pueda hacer para que nos salga a devolver”. ¡¡¡Bravo!!! ¡¡¡Bravísimo!!! ¡¡San Amancio es bondadoso, nada nos puede faltar!! ¿La cantidad que legalmente elude nuestro Patrón le es vital para pagar la hipoteca, los estudios de sus hijos o el cambio de embrague de su coche, que le ha dejado tirado y lo necesita para ir a trabajar cada mañana? Y lo más importante, los que acudimos a nuestro primo gestor, ¿tenemos un equipo compuesto por los mejores economistas y abogados de España con pleno permiso para tocar la puerta del Ministro de Hacienda y decirle cómo ha de ser esa “legalidad” fiscal que tanto recalcáis los de los Gin-Tonic a 15€? Cuando existían las civilizaciones de amos y esclavos, que los primeros azotaran y violaran a los segundos y segundas era completamente legal… lo cual es lógico si tenemos en cuenta que las leyes no las promulgaban precisamente los esclavos.
 
            Luego, hace mención a una frase muy utilizada en esas barras de bar de la ira, que reza “¡Qué listo!¡Las donaciones desgravan!” y alude a que a todo mortal nos desgrava cualquier donativo que hagamos a una ONG, por ejemplo. Completamente de acuerdo, sin lugar a dudas. Pero cuando cualquier otro mortal dona o apadrina un niño, nadie se entera, es de forma anónima y por tanto, ni le va a ir mejor en su trabajo ni, si tiene un bar, el donativo va a hacerle publicidad al bar. ¿Se puede decir lo mismo de Nuestro Venerable San Amancio? ¿Ese donativo anunciado a bombo y platillo en todos los principales medios de España no le revierte de algún modo en forma de una muy buena publicidad?
 
            Posteriormente, no acaba de entender que la gente opine que el donativo es una minucia al lado de su inmensa fortuna, e indica que exactamente corresponde a un 0,44%... no sé qué es lo que no entiende. Y más si tenemos en cuenta que, para el mismo porcentaje, cuanto mayor es la cantidad total, mayor es el 99,56% que resta para el caritativo donante. Y como no queda conforme, vuelve a acusar al resto de los mortales de exigir “a los demás algo que nosotros no somos capaces de exigirnos a nosotros mismos, lo cual enlaza directamente con la siguiente afirmación”. La mayoría de los que criticamos a su Santo, pagamos un dineral anual entre IVA, IRPF y pagos a la SS y de tales pagos no nos puede librar ningún primo gestor porque ni siquiera vemos ese dinero líquido en nuestra cuenta bancaria.
 
            Y aquí llega “la siguiente afirmación” y, por suerte, la última: “Ya, pero no es lo mismo, Amancio Ortega es multimillonario” y viene a insinuar aquello de que en España somos unos envidiosos y no se le perdona al que triunfa y más “cuando se trata de un multimillonario español el que dona”. Vamos por partes: es lógico que hagamos más hincapié en un multimillonario español que en uno norteamericano, como Bill Gates, ya que el español elude millonadas de impuestos que podrían ir a la Sanidad en España, uséase, mi país, cosa que Bill Gates los eludirá en EEUU. Y por otro lado, me encanta esta frase en la que insinúa aquello de la envidia ibérica, afirmando que “El éxito de personas que podríamos haber sido cualquiera de nosotros nos interpela, pone en solfa nuestros miedos, nuestras frustraciones, nuestras decisiones vitales”. No podría estar más de acuerdo con esta frase, y tenemos claros ejemplos en los que, desde la España del Orden, se aplaude con las orejas congelaciones de sueldo a funcionarios, recortes en Educación –“Tienen dos meses de vacaciones al año, ¿de qué se quejan?” –, retirada de subvenciones a mineros –“¡¡Dos millones de Euros!!... a mí nadie me da nada…”–, recortes en prestaciones por desempleo –“¡¡Qué se jodan!!”, como dijo aquélla– y un largo etcétera….¿no es más parecido a los miedos y a las frustraciones esto último que las críticas a San Amancio? ¿No es ésta la auténtica ira de barra de bar? Y para rematar la faena, la guinda del pastel: “Merece la pena preguntarse en qué posición moral nos dejaría a nosotros que se tomara al pie de la letra esas críticas y no volviera a soltar un euro”. ¿De verdad nuestra Sanidad Pública ha de depender de que un multimillonario se apiade de nosotros y no se enfade?
            Viendo todo esto, tal vez la frase que habría que decir , en lugar de su titular, es Las alabanzas a Amancio Ortega por su donación explican perfectamente la sociedad española”

 

          Charly Azanza
  1. https://www.revistavanityfair.es/actualidad/articulos/amancio-ortega-donacion-cancer-criticas-inditex/23853

 

  1. https://www.publico.es/economia/inditex-esquivo-600-millones-impuestos.html

 

  1. https://www.elconfidencial.com/empresas/2016-12-08/inditex-impuestos-los-verdes-parlamento-europeo-amancio-ortega_1300998/